Puede que sea uno de los peores momentos que se pueden pasar en la vida: el sentirte víctima de una infidelidad sexual de tu pareja. Pero es cierto que es algo que está ahí y cada vez más. Así lo dicen los datos y las estadísticas, los españoles somos cada vez más promiscuos e infieles. Hay muchas parejas que les da lo mismo, es una pareja abierta y creen que forma parte de la vida. Sin embargo para el resto la mayoría es un momento duro que queda ahí para siempre. Y la gran pregunta es: ¿Y después de una infidelidad qué? ¿Se puede llegar a perdonar?
Pues lo mejor es ponerse en situación. No me cuesta decir que yo fui infiel a mi mujer. Y es algo que no me perdonaré en la vida. La verdad es que no sé cómo pudo ser, aunque rascando te das cuenta que siempre hay alguna razón, pero ninguna explicación. En mi caso, después de más de 20 años de pareja comencé a notar que mi mujer no quería sexo conmigo. Comenzamos con practicarlo cada sábado, algo monótono y frío. Atrás quedaban esos años de jóvenes enamorados que hacíamos el amor dónde se podía. Recuerdos momentos muy morbosos en la escalera del rellano de la casa de sus padres, en la cama de mis padres con el temor de que nos pudieran pillar, y sobre todo, los coitos en el coche. Eran tiempos muy buenos y donde la pasión era lo mismo.
El tema sexual nos iba muy bien, pero de repente, esa chispa, esa magia, esa pasión se esfumaron. ¿Por qué? Pues no sé, quizás por mis celos siempre pensé que mi mujer tenía otra persona. Pero luego me di cuenta de que no era así, que ella simplemente se iba haciendo mayor y perdía las ganas de hacer el amor. Algo que yo no podía entender. Así que poco a poco, se fue yendo la magia de la pareja. Y claro, como suele pasar, pues las ventanas se tienen que abrir y entrar aire fresco. Y este aire llegó gracias a una chica que conocí en las famosas redes para ligar. Está claro que ahora mismo, estas aplicaciones se han convertido en una bomba de relojería. A nada que la agites ya aparece alguien que en tu situación quiere también mantener una relación.
En una burbuja
Cuando eres infiel vives en una burbuja. Es cierto que la primera vez que tuve una relación sexual con esta chica, me sentí bien, pasional, joven, como que de nuevo está en el mercado. Pero a las horas, y sobre todo, cuando entré en casa y vi la cara de mi esposa, me sentí sucio. Y sí, lo primero que hice, como ocurre en las películas, fue irme a la ducha. Pensaba que con el agua se me pasaría, pero no fue así. Pero claro, mi mente dijo “una y no más”. Ya has probado y listo. Pero esto ocurrió hasta la semana siguiente, cuando mi mujer me fue rechazando de nuevo. Y yo, dolido en mi orgullo, pues busqué fuera de nuevo lo que no encontré en mi casa. Es la típica excusa, pero es la verdad.
Nunca pensé que me harías esto
Y así ocurrió durante varios meses, hasta que por fin…llegó la cazada. Por suerte nunca nos pilló, pero…un error por mi parte fue letal. Un preservativo usado que se me olvidó quitar de mi coche sirvió para las mayores de las cazadas. Ahí terminó mi historia. Aún recuerdo los gritos y los llantos de dolor de mi mujer. “Nunca pensé que me harías esto”, fueron sus palabras. Yo tampoco la verdad, pero me vi abocado a ello.
Así, tuvimos que dar el paso. Y ella me pidió una cosa que yo cumplí. Ir a una terapia de parejas. La infidelidad es uno de los procesos más complejos ya que influyen tanto las percepciones y motivaciones individuales, como factores sociales, familiares y sexuales, los cuales pueden determinar los antecedentes y las consecuencias. La verdad es que detrás de una infidelidad hay muchos aspectos mentales. Por eso, el visitar al equipo de psicología y sexología de la doctora Emma Arribas nos vino muy bien.
Y cómo se perdona una infidelidad, pues como nos contó la doctora, esto se hace desde la comunicación, la evaluación y la comprensión de los valores. Lo que está claro es que acudir a un experto en infidelidad puede ayudarte a superar este momento, y poder tener una segunda oportunidad.
Yo sé que ella nunca lo va a olvidar, pero yo tampoco. Pero al menos seguimos juntos. Eso sí, yo nunca he vuelto a ser infiel. Quizás ya sean cosas de la edad.
