El presidente chino Xi Jinping ha intentado reforzar la confianza en su liderazgo y en la ralentización de la economía del país con un discurso de alto perfil que le ha posicionado como un gran reformador y defensor de la globalización. «China se está acercando al centro del escenario mundial y se ha convertido en un reconocido constructor de la paz mundial, un contribuyente al desarrollo global y un defensor del orden internacional», dijo el martes desde el Gran Salón del Pueblo de Pekín, en conmemoración del aniversario de la reforma y la apertura de la economía china.
«La pobreza no es socialismo», dijo, citando al reformador económico Deng Xiaoping. «Debemos ponernos al día con los tiempos. Este es el propósito de la reforma», dijo Xi, prometiendo continuar con las reformas en las «áreas apropiadas». El discurso de Xi se produce cuando los dirigentes chinos se enfrentan a las críticas por la ralentización del crecimiento y la confrontación con los Estados Unidos. La economía china, agobiada por la deuda y el consumo rezagado, creció en el tercer trimestre a su ritmo más lento desde la crisis financiera mundial.