Las enfermedades de las encías son responsables de la caída de piezas dentales definitivas y de la perdida de soporte óseo que las sujeta. Todo eso sin contar complicaciones graves de salud. Te comentamos por qué es importante cuidar nuestras encías.
Prestamos bastante atención a nuestra dentadura. Tanto en el aspecto físico, prevenimos y combatimos la caries, como en el estético (blanqueamiento dental, alineamiento de los dientes), pero no debemos olvidarnos de las encías. Ellas son el tejido blando que sujeta los dientes.
Las enfermedades en las encías son un proceso gradual y degenerativo. Pueden comenzar con una pequeña inflamación, la gingivitis, la cual nos produce sangrado al cepillarnos los dientes. En ocasiones, tras la gingivitis aparece el sarro, una costra de placa bacteriana que nos anuncia que las bacterias van a penetrar en el interior de la encía. Ya dentro de las encías, la placa bacteriana infecta la parte sumergida del diente, su raíz y el hueso alveolar. Erosionándolo el soporte óseo hasta que la pieza dental termina cayendo. A medida que avanzan las enfermedades en las encías, sus efectos son más dañinos y es más complicado erradicarlas.
Como veremos más adelante, estas enfermedades tienen relación con complicaciones de salud más graves, con enfermedades cardiovasculares como la aterosclerosis.
Los odontólogos de Clínica Dental Unova, una clínica dental de Mataró (Barcelona) formada por un equipo de odontólogos expertos y profesionales que abordan una amplia variedad de tratamientos dentales, indican en su página web que el 70% de la población presenta problemas de salud en las encías.
Estamos hablando, por tanto, de un problema grave de salud. Bastante extendido, por desgracia. Vale la pena, pues, profundizar en el asunto y ver qué de importante es cuidar nuestras encías.
¿Qué es la periodoncia?
La revista de difusión médica Top Doctors define la periodoncia como la rama de la odontología que aborda las enfermedades que atacan a las encías y el hueso que sostiene los dientes. Las enfermedades periodontales es el nombre técnico que reciben las enfermedades infecciosas que atacan a las encías.
Las encías cumplen un papel primordial en la boca. Es el tejido blando que recubre el diente, aportándole firmeza y estabilidad. Además, por este tejido discurren una gran cantidad de vasos sanguíneos que aportan a la raíz del diente el calcio y el flúor que necesitan para que crezcan sanos y fuertes.
No menos importante es todo el tejido óseo que tenemos en la base del diente. Los huesos alveolares, el ligamento periodontal y el cemento reticular. Una combinación conectada a la mandíbula que permite que nuestros dientes queden fijos y soporten el masticado. Esta estructura es alimentada por el riego sanguíneo que discurre por la encía. Cuando las enfermedades infecciosas empiezan a infectar nuestras encías, con el tiempo, pasarán a erosionar todo este tejido óseo. Las bacterias dañinas no se detienen en su devastación.
Existen una serie de factores que favorecen el desarrollo de las enfermedades periodontales. En la base de todo está no seguir una correcta higiene dental. Pero también encontramos el estrés y el tabaquismo como elementos que potencian la acción de las bacterias. El primero, porque baja las defensas y el segundo, porque crea un ambiente sucio y turbio en nuestra boca.
Enfermedades sistémicas inflamatorias como la diabetes y la osteoporosis también influyen en el desarrollo de las enfermedades periodontales.
Un periodo especialmente delicado en cuanto a la salud de las encías es el embarazo. A consecuencia de los cambios hormonales que sufre la embarazada, el nivel de defensas de la madre disminuye. Por lo que sus encías se encuentran más desprotegidas ante la acción perniciosa de las bacterias.
Las principales enfermedades periodontales.
La gingivitis y la periodontitis son las enfermedades periodontales más frecuentes.
La gingivitis es una inflamación de las encías. Suele estar provocada por la acumulación de restos de alimentos que quedan entre los dientes. Estos restos hacen que las bacterias de la boca actúen virulentamente sobre ellos, pasando seguidamente a infectar la línea de la encía. Es decir, el tejido gingival, el que recubre la parte sumergida del diente. La gingivitis provoca irritabilidad en las encías, sangrado frecuente y enrojecimiento o decoloración de la encía. Esta enfermedad podemos prevenirla con el cepillado diario de los dientes, el uso de hilo dental y el enjuague con colutorios adecuados.
La periodontitis es una evolución de la gingivitis. Cuando las bacterias consiguen abrir un hueco entre la línea de la encía y el diente, pasan a introducirse dentro. Ya, en el interior de la encía, empiezan a formar bolsas de placa bacteriana que infectan la parte interna del diente y los tejidos blandos de la boca.
Las bolsas son cada vez más numerosas y profundas. Llegando hasta la base del diente y erosionando el tejido óseo que lo sujeta.
Otra enfermedad frecuente es la retracción de las encías. En este caso, la línea de la encía se baja, dejando más superficie del diente al descubierto y creando un hueco que favorece el desarrollo de la periodontitis. Se sabe que los grandes fumadores someten a una irritación tal a sus encías que es frecuente que estas se retraigan. Algunos medicamentos que dejan seca la boca producen un efecto similar. Los cambios hormonales que sufren las mujeres a lo largo de su vida favorecen la retracción.
Por último, el rechinar de los dientes o cepillarse la dentadura de una manera agresiva, excesivamente enérgica, puede provocar retracción en las encías.
Las enfermedades en las encías y otras partes del cuerpo.
La plataforma digital Scielo recoge un artículo médico escrito por el cardiólogo José María Tejerina que plantea la relación entre la periodontitis y algunas enfermedades cardiovasculares como la aterosclerosis. Una enfermedad infecciosa que se caracteriza por un estrechamiento de venas y arterias y que es un factor que influye en la aparición del infarto de miocardio.
Cuando la placa bacteriana penetra dentro de la encía, también accede al sistema circulatorio. Las bacterias de la boca pasan al torrente sanguíneo. Estas comienzan a infectar las paredes de venas y arterias, las cuales se retrotraen para combatir la acción de las bacterias.
Por supuesto, el efecto no es inmediato. Digamos que es un proceso progresivo. A nivel médico se ha apreciado una cronicidad tanto en las enfermedades cardiovasculares como en las periodontales que da pie a pensar que ambas puedan estar relacionadas. No existe una evidencia científica respecto a esta relación, pero sí se han hecho muchos estudios médicos en todo el planeta que arrojan el dato que hasta un 58% de los enfermos estudiados con enfermedades coronarias presentaban, a su vez, enfermedades periodontales graves. Lo cual abre una línea de investigación.
Otro fenómeno en el que parece que hay una relación con las enfermedades periodontales son los partos prematuros. Se sabe que las mujeres embarazadas están más expuestas a padecer enfermedades en las encías. Existe, incluso, el dicho popular de que la dentadura de las embarazadas es más débil porque están cediendo calcio al embrión. Que en cada embarazo se puede perder un diente. Esto es radicalmente falso. Si una mujer pierde algún diente, nunca se debe a que el niño que está gestando le robe el calcio de la dentadura, sino a que durante el embarazo haya estado gestando una periodontitis.
En tal caso, pude ser que suceda es que las bacterias de las encías entren en el torrente sanguíneo, y que lleguen hasta la placenta. El cuerpo de la madre, cuando ve que el feto está en peligro por la concentración de bacterias dañinas, puede responder adelantando el parto antes del momento en que debería producirse. La periodontitis, aunque no es el desencadenante principal, sí es un factor que influye en que se produzcan partos prematuros.
Los tratamientos de encías más habituales.
Desde luego, el tratamiento de periodoncia depende de la gravedad de la enfermedad. El más utilizado es la limpieza profesional. Aplicarnos una limpieza profesional en la clínica dental cada seis meses reduce considerablemente la posibilidad de sufrir gingivitis. Debemos tener en cuenta que fenómenos como el sarro no podemos eliminarlo con el cepillado habitual. Debemos recurrir al raspado y alisado reticular que realizan los dentistas para poder destruirlo y, por tanto, eliminarlo.
En casos más graves como es la periodontitis es necesario proceder a la cirugía periodontal. El cirujano debe abrir la encía para eliminar las bolsas de placa bacteriana que se han formado dentro y limpiar por completo la zona afectada. Después de la cirugía es frecuente que se receten antibióticos y analgésicos para evitar el dolor y terminar de destruir los restos de bacterias que hayan podido quedar.
Las 24 horas siguientes a la cirugía son claves. Se deberá controlar el sangrado, aplicar frio para reducir la inflamación y evitar escupir y enjuagarse la boca para permitir que la coagulación de la sangre cierre la herida.
En los días siguientes, la limpieza bucal pasa a ser determinante. Para ello, el paciente debe seguir las instrucciones del dentista y evitar fumar y beber alcohol.
Las encías, sin lugar a dudas, son una parte importante de la boca a la que debemos prestar especial atención.