Tenía un tío, que ya falleció, que siempre preguntaba una cosa. ¿Tú, cuántos hijos tienes? Y si respondías, dos, pues él te decía “pues dos problemas”. Si decías que seis, como era el caso de mi madre, pues respondía con un “pues seis problemas”. Y es que esto es así. Aunque ser padres es lo más bonito que existe en el mundo, hay un lado B de preocupaciones y de problemas que siempre están presentes. Desde el primer día que te dicen que estás embarazada hasta el día que en el que recoges la servilleta, como diría David Broncano.
Pues bien, uno de los problemas que se pueden plantear en la fase de crecimiento de un hijo, es el de que no pronuncie bien. Eso que antes quedaba en una mera anécdota para los padres de los años 60 0 70 y que ahora es algo que hay que intentar atajar cuanto antes porque se puede convertir en todo un problema social y mental para nuestro hijo. Y es que quizás cuando tiene tres años nos hace mucha gracia que en lugar de decir Gafas diga Fagas, o que en vez de decir Naranja, diga Jajanja, pero con el paso del tiempo se convierte en un grave problema.
Ante esta situación, porque es un problema claro, hay que ponerse en contacto con profesionales que nos digan cómo actuar. En este caso nosotros llamamos a la puerta de la Psicopedagoga Cristina Hormigos que nos va a contar qué hacer en este tipo de casos, y en otros que están relacionados con los problemas de habla en los más pequeños.
“Con la ayuda de las diferentes pruebas de diagnóstico y detección de dificultades, podemos obtener una numerosa y valiosa información acerca de las necesidades reales de los alumnos y alumnas, lo que nos ayuda a garantizar un mayor éxito en cada sesión”, nos explica de primeras Cristina Hormigos, quien a continuación enumera algunos de los problemas que pueden estar detrás de la falta de pronunciación. Por ejemplo, la dislexia, Disgrafía, Discalculia, Trastorno Específico del Lenguaje, Trastorno del Neurodesarrollo, Trastorno Global del Desarrollo o incluso Trastorno de Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH), Trastorno de Déficit de Atención (TDA), algo que incluso puede llegar a los 38 años.
De esta manera, “la estimulación sensorial está destinada para aquellos niños/as que necesitan aumentar sus reacciones ante las diferentes situaciones del día a día y alcanzar un desarrollo del lenguaje gestual y oral en un menor plazo de tiempo”, explica la psicopedagoga.
Lo que está claro es que si tu hijo tiene más de 5 años y sigue teniendo dificultades podría necesitar apoyo profesional. Un terapeuta del lenguaje o fonoaudiólogo puede evaluar si hay algún problema de pronunciación específico (como la dislalia) y ayudar con ejercicios adecuados, esa es la gran recomendación que te damos.
Ejemplo de problemas
La dislexia es cuando el niño tiene dificultades para pronunciar ciertos fonemas. Es decir, que cambia un sonido por otro. Un ejemplo es ese niño que dice «taza» en lugar de «casa». Por omisión, es decir que se salta un sonido. Dice «ato» en lugar de «gato». Y algo que es siempre muy curioso y que se llama inserción. Esto ocurre cuando agrega un sonido extra. En este caso dice «pelato» en lugar de «plato».
Uno de los problemas de pronunciación más clásicos es el de la letra R, que cuando eres mayor se convierte en una odisea. Muchos niños no pueden pronunciar bien la «r» fuerte («ratón») o la suave («caro»). En su lugar, pueden omitirla, sustituirla por una «l», o hacerla sonar diferente.
Más propios de zonas de Andalucía, pero que en los niños se puede dar en cualquier territorio. EN este caso hablamos del famoso C´ceceo o seseo (Problemas con la «S» y la «Z»). Aquí, algunos niños confunden la «s» y la «z», lo que puede hacer que digan «sapo» en lugar de «zapo», o viceversa.
Por último, no hay que olvidar que también puede haber problemas de nasalización, lo que normalmente conocemos como que habla gangosa. En este caso, el niño o la niña puede pronunciar palabras como si tuviera la nariz tapada, algo que se nota enseguida y que es muy molesto, lo que puede deberse a hábitos como respirar por la boca o problemas en el paladar, y eso hay que tratarlo.
Si notas que tu hijo tiene dificultades con algunos de estos sonidos y no mejora con el tiempo, como te hemos dicho, lo mejor es consultar con un profesional que te pueda echar una mano para una evaluación más precisa, porque como has visto estos problemas pueden derivar en trastornos más complejos.