Los empastes no son para toda la vida. De hecho, ya ni se llaman empastes, ahora se denominan obturación. Seguramente haya sido así desde que se crearon, pero nos gustó más lo del empaste dental que la obturación. Se llamen como se llamen, lo cierto es que es habitual que se desgasten, se rompan o se caigan. No pasa nada. Existe una solución muy sencilla en estos casos: volver a empastar u obturar la pieza dental. Lo que en odontología se conoce como reemplazo de un empaste.
Reparar un diente que tiene caries, implica vaciar, limpiar y obturar la pieza afectada. Lo que viene siendo el empaste dental de toda la vida y es una de las prácticas más comunes de los dentistas. Los resultados son inmediatos y el efecto, duradero. Sin embargo, con el paso del tiempo, determinadas circunstancias, pueden hacer necesario que estos, se reemplacen.
Las razones por las que una colonia de bacterias dañinas, pueden acomodarse en la dentadura, son muchas y muy diversas. Estas bacterias, ponen en riesgo la salud bucodental, siendo la causa más habitual la falta de higiene diaria, lo que permite que los gérmenes encuentren un medio ideal para su desarrollo. Las consecuencias de esta colonización, se conocen como caries, la enfermedad dental más prevalente en la sociedad actual. Tanto que, un noventa por cien de la población mundial, cuenta con alguna caries en su sonrisa. A pesar de esta prevalencia tan elevada, se trata de uno de los problemas más fáciles de tratar en la consulta. En primer lugar con la prevención, buena higiene dental y visitas al dentista. En segundo lugar, con un empaste cuando se producen.
Principalmente se recurre a las obturaciones porque con ellas, se pone freno al avance de una caries. Estas infecciones dentales, van destruyendo el tejido dental de manera progresiva, lo que puede llegar a afectar a la raíz y provocar la pérdida del diente. Basta una sencilla intervención para resolver el problema.
Por qué reemplazar un empaste
Antes de pasar a las razones que hacen necesaria la sustitución o reemplazo de los empastes, recordemos como se realizan los mismos, tal y como nos han explicado en Quintana 1 Dental:
- Aplicación de anestesia local, si es necesario. Cuando la caries es superficial y no ha dañado la dentina, algunos pacientes pueden someterse a la obturación sin anestesia, puesto que no afecta al nervio.
- Limpieza de la zona afectada, retirando el tejido cariado. Esta limpieza deja un agujero en el diente.
- Relleno de la cavidad con un material biocompatible, que se endurece al instante mediante la aplicación de una luz de fotopolimeración.
- Pulido y ajuste del empaste, garantizando una textura suave y una mordida óptima.
Estos cuatro sencillos pasos, son de sobra conocidos por la mayoría, ya que quien más y quien menos, ha tenido su caries en algún momento. Pero como decimos, los empastes no son para siempre, aunque creamos que sí. Ni siquiera esos que se utilizaban antes y dejaban un toque oscuro en el diente. Es fácil creer que debido a su consistencia y una buena realización del empaste, con su consiguiente adaptación a la morfología bucal, las obturaciones duran toda la vida. Es cierto que los últimos avances tecnológicos y los materiales actuales, hacen posible que las intervenciones sean más eficientes, pero los empastes no son inmunes al paso del tiempo.
Un buen cuidado bucodental, la higiene diaria y las visitas al dentista, pueden hacer frente a los factores que afectan a los empastes obligando a su reemplazo. Sin embargo, hay que tener presente que puede ser necesaria su sustitución, por lo que conviene conocer los síntomas que indican que, reemplazar el empaste es necesario:
- Hipersensibilidad en los dientes o muelas empastadas. Es uno de los síntomas más comunes que ponen en alerta e indican que el empaste puede estar dañado o desgastado. Se notará al ingerir alimentos y líquidos muy fríos o calientes. La hipersensibilidad pueden hacer acto de presencia al entrar en contacto con el cepillo de dientes.
- Presión incomoda al morder. Se trata de un signo funcional sinónimo de que algo falla en la dentadura. Esta sensación se manifiesta al masticar un alimento sólido o gomoso. En este caso hay que morder muy lentamente para identificar el punto en el que se origina el malestar y su duración. Es posible sufrir un daño en la pulpa dental a consecuencia del desgaste de un empaste.
- Dolor palpitante o agudo. El malestar aparece sin que se produzca movimiento o masticación cuando el problema se encuentra avanzado. El dolor siempre implica la inflamación de la pulpa dental. Cuanto más intenso y prolongado, mayor riesgo de complicaciones. El reemplazo del empaste en estos casos, debe hacerse de inmediato.
- Caída del empaste. No es muy habitual que pase pero pasa. En estos casos en particular, no hay lugar a dudas. El empaste se ha caído debido a una mala adhesión a la parte sana del diente, dejando un hueco abierto en el que pueden colarse las bacterias. Hay que realizar una nueva obturación lo más pronto posible.
Por qué se dañan los empastes
Todas las circunstancias señaladas, pueden matizarse por supuesto. No obstante, las causas más habituales que hacen que los empastes tengan una vida útil limitada son las siguientes:
- Pérdida de adhesión a la parte sana del diente, a consecuencia de un traumatismo, anomalías en la oclusión o una fuerza excesiva en la mordida.
- Aparición de fisuras en la superficie del empaste por las mismas razones que producen la pérdida de adhesión. Un empaste agrietado es una puerta de entrada a las bacterias, lo que puede provocar caries en el diente empastado.
- Otras parafunciones como el bruxismo o morderse las uñas o un boli, lo que con el paso del tiempo, altera la anatomía original del empaste, acelerando su desgaste.
Con todo esto en mente, es fácil comprender que los empastes, tienen una vida limitada y que es necesario revisarlos y comprobar su estado. En todas estas circunstancias y cunado el empaste no responde adecuadamente o se produce algún problema de fisura, desgaste o caída, hay que proceder a su reemplazo. No obstante hay que saber que un diente que ha sido previamente empastado, puede tratarse de nuevo con el mismo método de obturación, sin que suponga riesgo para la salud bucodental. Es decir, puede empastarse las veces que sea necesario sin que se produzca ningún tipo de problema.
El proceso de reemplazo es el mismo que el que se sigue cuando se realiza una primera obturación. Salvo que hay que añadir un paso previo: la eliminación del empaste primario o lo que quede del mismo. De manera que el proceso, sigue de la siguiente manera:
- Extracción del material empleado en la primera obturación.
- Limpieza de la cavidad y eliminación de los tejidos que se hayan visto afectado por la caries en caso de que así sea.
- Desinfección y preparación de la zona para que se pueda aplicar el nuevo empaste.
A partir de aquí, se sigue como ya hemos explicado.
No todos los empastes que se dañan tienen porque ser sustituidos por completo. Depende de las circunstancias de cada paciente y el alcance de la lesión. En ciertos casos, el dentista puede considerar igual de eficaz, realizar una reestructuración del material dañado y no una nueva obturación.
Como recordábamos antes, en algunos dientes, el material utilizado para los empastes, dejaba un color oscuro, metálico. La amalgama utilizada años atrás, sigue vigente en algunas dentaduras, debido a su larga duración. Aunque presentan un problema estético notable: su color. En cambio, los empastes de composite, utilizados en la actualidad, cuentan con una tonalidad blanquecina, semejante al color natural de la dentadura, lo que no afecta al atractivo de la sonrisa. Con la evolución y proliferación de este tipo de obturaciones, muchos pacientes se preguntan si es posible reemplazar los empastes metálicos.
Por supuesto que es posible. Además de tratarse de una intervención de lo más sencilla que proporciona excelentes resultados, no solo a nivel estético sino funcional. No existe riesgo a consecuencia del reemplazo, aunque hay que tener en cuenta que el diente, está más que adaptado a esta estructura. Esto solo quiere decir que, si no se han manifestado síntomas que obligan al reemplazo, no existe motivo real para realizar el cambio. Depende mucho de cada paciente, pero existe una alta probabilidad de que reemplazar estos empastes, genere mayor sensibilidad dental en la pieza dental. Esto si puede llegar a generar un problema real. Lo mejor es, llegado el caso, dejarse asesorar por el dentista antes de tomar la decisión. Sobre todo si se tiene pensado realizar varios reemplazos.
En resumen, las obturaciones tienen una vida útil limitada. Puede ser más o menos larga pero es posible que sea necesario reemplazar algún empaste en algún momento. Ante la presencia de dolor, malestar o falta de obturación en el diente, lo mejor es acudir al dentista. Tras una revisión, será quien determine la necesidad o no, de realizar un reemplazo de la obturación. Se trata de una intervención sencilla, rápida y eficaz.

